JUVENTINO ROSAS (1868-1894)

Portada original de la partitura a piano de Sobre las olas


¿Qué tantas historias pueden acompañar a un puro y sencillo vals –a uno de esos simples “chun-ta-ta”, onomatopeya con que se ven aludidas tales danzas, por supuestos exquisitos que no son capaces de apreciar el valor de dichas miniaturas de las artes sonoras- o a su autor? Sin duda, verdades y mitos muy chismosos abundan alrededor de José Juventino Policarpo Rosas Cárdenas, pues su vida como sus piezas musicales están colmadas de melodramática tragedia, farsa y éxito arrollador.

El joven Juventino

El "joven" Juventino

Rosas nació en Santa Cruz de Galeana, Guanajuato, el 25 de enero de 1868, en el seno de una familia modesta y, con todo, muy aficionada a la música. A los siete años Juventino y su familia emigraron a la Ciudad de México, con la esperanza de hallar mayor bonanza económica. Ya por ese entonces Juventino tocaba un violín rústico, sin barniz. Pero la capital nunca ha sido un sitio fácil, y la familia Rosas formó un cuarteto que trabajaba con duros afanes para allegarse dinero. Los Rosas soñaban -muy acordes con el afrancesamiento clasista de sus tiempos- con tocar en las elegantes fiestas y reuniones de la alta sociedad mexicana. Por desgracia, su aspecto indígena fue factor suficiente para que los Rosas resultaran rutinariamente excluidos de convites de tan altísima (!!) calidad. Un día, Manuel Rosas -hermano de Juventino e integrante del cuarteto mencionado- fue asesinado en una riña de barrio. “Líos de faldas”, dictaminaron los testigos. A partir de entonces la vida de Juventino se tornó más oscura y, con sarcasmo insensato, lo condenó a avecindarse en un sitio de nombre implacable: la Calle de la Amargura.

El talento reconocido

Las cosas mejoraron cuando el joven músico cumplió quince años, pues encontró un buen trabajo como integrante de la compañía del “Ruiseñor Mexicano”: la soprano Angela Peralta, donde por fin se reconocía su increíble talento.

Juventino ingresó al Conservatorio donde aprendió a tocar piano, trompeta, trombón y clarinete. Pero vinieron más desdichas… más: pronto, doña Angela Peralta dejó de emitir sus célebres trinos por culpa de una enfermedad que segó su vida, y la compañía que ella sostenía se derrumbó. Con dieciocho años de edad, Juventino se hallaba solo en el mundo, pues por ese entonces su padre, su madre y su hermana también habían fallecido. Después de mucho ir y venir, Juventino se enlistó en el Ejército, y luego empezó a componer pequeñas piezas de salón, esperando una oportunidad para colocarse en alguna casa aristocrática. Tanta perseverancia se vio, por fin, recompensada: Juventino tocó en el Teatro Nacional, en un festival que conmemoraba la Batalla de Puebla. Deleitó al presidente y gabinete acompañante con una Fantasía sobre La Sonnambula, de Bellini. Ovaciones y protectores aparecieron en su camino, aun cuando sus desventuras tempranas lo llevaron a consagrar su arte y talento a las dudosas glorias de Baco.

Junto al manantial

Su producción comenzó a crecer: canciones, marchas, polkas y valses. Un grupo de amigos lo animaron para que formase entonces un grupo que amenizaría las fiestas de “los de arriba” en sitios tan sibaritas como los Baños del Factor y la Alberca Pane. Y fue justamente en uno de esos sitios que resonó por vez primera una de las piezas más celebradas de Juventino. Era santo de la esposa de uno de los dueños, la muy dulce y empingorotadísima doña Calixta Gutiérrez de Alfaro, ocasión inmejorable para ofrendar un vals cuyo título era Junto al manantial, que luego se publicó con el nombre Sobre las olas.

La fama de este vals fue inmediata. Tanto, que Juventino vendió su obra maestra a los editores Wagner y Levien, con un ridículo contrato que decía: “Recibí de los Sres. Wagner y Levien la cantidad de 45 pesos (!), valor de mis dos composiciones Lazos de amor (chotís) y Sobre las olas, de cuyas obras les vendo por la presente la propiedad para que hagan de ellas el uso que mejor convenga. -México, febrero 7 de 1888. Juventino Rosas.” Fue este, como es claro, un contrato leonino si los hay, pues a la muerte del autor Wagner y Levien habíanse embolsado ganancias por más de cien mil pesos (de aquéllos) por Sobre las Olas. Pero a sus 23 años de edad, Rosas seguía pobre, muuuy pobre.

Un año antes de fallecer, Juventino obsequió un vals a la esposa de Porfirio Díaz, doña Carmen Romero Rubio de Díaz, pero la nueva danza no llegó a igualar el éxito del divino Sobre las Olas.

Mausoleo en homenaje a Rosas

El trágico “finale”

En 1894, tras muchas botellas de licor y desencuentros amorosos, Juventino Rosas hizo las maletas y se embarcó para Cuba con una compañía de zarzuela. Pero después de tantos brindis acumulados, Rosas ya no pudo decir “¡Salud!” y cayó enfermo (se puso muy malito). El 13 de junio de ese año murió, rodeado de la más grande miseria y desconocido para el mundo que admiraba su bellísimo vals Sobre las Olas. En 1909 sus restos fueron trasladados a la Rotonda de los Hombres Ilustres (donde, como es sabido, ni son todos los que están, ni están todos los que son).

Incomprensión post-mortem

La popularidad asombrosa de Sobre las olas es definitiva. Fuera de México casi nadie sabe que un tal Juventino Rosas, de Guanajuato, es el autor de tan célebre tonadilla. Más aún, se ha visto a algunos vieneses, indignados ante la idea de que la misma no sea autoría de un paisano suyo, negar con furia el origen mexicano de nuestro vals. Al pobre Sobre las olas le pasa lo que al ahuácatl, al xocólatl, al tómatl y al xitómatl, a la chacona y a la zarabanda, entre otros asuntos: fuera de estas tierras, nadie sabe que partieron de la región del Anáhuac.

Pero desde los melancólicos organillos en los bulevares y carruseles de París, las cajitas de música “Made in China” que se venden desde Tokio hasta Nueva York y los descocados shows del cómico Benny Hill, pasando por cierta inaudita película de Pedro Infante y aquélla célebre caricatura del Pájaro Loco donde Loquillo se lanza por las cataratas del Niágara mientras canturrea con muy melodiosa voz Sobre las olas, el vals del infortunado Juventino Rosas sobrevive inopinadamente, sin sospecharlo siquiera, vuelto un dato cultural compartido, universal, como parte nostálgica y actuante de la herencia cultural oceánica que México ha brindado a un mundo que no lo sabe.

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ

redmayor.wordpress.com

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Como casi todos, en este texto hay varias falsedades de Juventino Rosas Cadenas. Yo soy de Santa Cruz de Juventino Rosas, Guanajuato, en la misma tierra que nació el compositor del vals Sobre las olas. Tengo 25 años investigando y he escrito y publicado tres libros de Juventino Rosas. Con respeto, es mas cierto lo que escribo yo que lo de ustedes.
Unknown ha dicho que…
La vida de Juventino Rosas Cadenas
(Breve síntesis biográfica)
Víctor Manuel García Flores

José Juventino Policarpo Rosas Cadenas, Juventino Rosas Cadenas, o más popular como Juventino Rosas (Pueblo de Santa Cruz, estado de Guanajuato, México, 25 de enero de 1868 – Surgidero de Batabanó, municipio de Batabanó, Provincia de La Habana, Cuba, 9 de julio de 1994); fue un músico, compositor, violinista y director de orquesta, de música clásica. Compositor del internacionalmente conocido y escuchándolo todavía, durante más de un siglo, el vals “Sobre las olas”. El mejor compositor mexicano de la música clásica, de los siglos XIX a XXI.

José Juventino Policarpo Rosas Cadenas o Juventino Rosas Cadenas, pero más popular como Juventino Rosas, nació el 25 de enero de 1868 en la casa de la familia Rosas Cadenas, en la tercera cuadra de la calle de La Purísima, al norte de la Plaza de Armas, en el pueblo de Santa Cruz, del estado de Guanajuato, en México. Sus padres fueron Jesús Rosas Rosas y Paula Cadenas Alcocer.

La sangre de Jesús Rosas y toda su familia, fue indígena otomí; sus padres de Jesús, fueron Antonio Rosas y Luisa Rosas y tuvo tres hermanas, siendo todos nacidos en el territorio de Santa Cruz. La sangre de Paula Cadenas y sus nueve hermanos fue mestiza, por ser su padre Apolonio Cadenas Adarraga, un español-vasco y su madre Jacinta Alcocer, una mestiza mexicana. Apolonio Cadenas y Jacinta Alcocer que vivían en Celaya, compran unos terrenos agrícolas y con sus hijos se van a vivir al pueblo de Santa Cruz.

En 1856 se casan Jesús Rosas y Paula Cadenas y llegan a tener ocho hijos. De ellos, cinco, dos mujeres y tres hombres, fallecieron en el primer año de su nacimiento; y tres, una mujer y dos hombres, llegan a ser adultos: Manuel, Matilde y Juventino, de apellidos Rosas Cadenas. Jesús Rosas, aprendió a tocar varios instrumentos musicales y enseñó a sus hijos y creo un grupo musical; Jesús, tocaba el arpa, Manuel, la guitarra o el bajosexto, Juventino, el violín y acompañaban a su hermana Matilde, quien tenía una hermosa voz de soprano. Estuvieron en tertulias o fiestas, en su pueblo y en otras localidades rurales. Jesús Rosas, por la humildad que tenían en el pueblo de Santa Cruz, para mejorar económicamente, decide que la familia Rosas Cadenas se vaya a vivir en la Ciudad de México. Se van a la capital y no vuelven a regresar nunca al pueblo de Santa Cruz en 1875.
Estando, en la Ciudad de México, la familia Rosas Cadenas, en más años habitan en la vecindad Los Baños del Padre, en el callejón de La Amargura, a unos pasos de la Plaza del Baratillo (ahora como la Plaza Garibaldi), del barrio de La Lagunilla. Su grupo musical de los Rosas Cadenas, estuvo tocando y cantando durante varios años.


vicmangarflo 16/07/2019
Unknown ha dicho que…
II

Juventino y sus hermanos, terminaron su escuela primaria y estuvieron en el coro, cantando y tocando la guitarra y el violín, en el templo de San Sebastián y en el templo de San Francisco de Tepito. En la orquesta de baile de Los Hermanos Aguirre, Jesús y sus hijos Manuel y Juventino, estuvieron tocando con ellos; pero por una riña en un baile, muere Manuel y poco después fallecen sus padres Jesús Rosas y Paula Cadenas; y Matilde, se fue con un norteño, sin saber nada de ella. Juventino Rosas Cadenas, se quedó solo, sin familia en 1884.

De 1885 a 1888, Juventino Rosas Cadenas vive en el pueblo de Santa María Cuautepec, al norte de la Ciudad de México. Su compañero de orquesta, Fidencio Carvajal, que habitaba ahí, fue quien invitó a Juventino que vivía solo en la capital, a que viniera a radicar a su casa con él y su familia. Juventino Rosas siguió creciendo en la música, ya componía piezas de valses, polcas, mazurcas, chotises, romanzas, danzas y danzones; y además, fue profesor rural, dio clases de música y formó una banda infantil. Ingresó al Conservatorio de Música y Declamación y también entró a la Banda de Zapadores del 4º Regimiento de Caballería. En 1885, a sus 17 años de edad, al ver a la hermana de Fidencio Carbajal, Mariana, lavando ropa en el arroyo en Santa María Cuautepec, en una piedra sentado, escribió y compuso su obra maestra, el vals…”Sobre las olas”.

Juventino Rosas Cadenas volvió a vivir en la Ciudad de México de 1888 a 1893. Radica con su amigo de la orquesta, José Reina, en la vecindad Las Tumbas o Los Sepulcros, en Magdalena Contreras y se ignora en que otros lugares vivió. Por el vals Sobre las olas le llegan reconocimientos y consagración. El 7 de febrero de 1888, Juventino Rosas vendió los derechos del vals “Sobre las olas” a “Wagner y Levien”, en la poca cantidad de 45 pesos, pero que lo consagró. Compone la mayoría de sus obras conocidas, se afirma que en total fueron más de 90 piezas, pero solo se han logrado rescatar 34 partituras. Como violinista tenía varios trabajos en circo, alberca, café y llegar a la Orquesta de la Ópera en el Teatro Nacional; además, en la banda del batallón del cuartel de Las Rosas de Morelia, emprende una gira por el norte del país, como violinista en 1891. En 1892, Juventino Rosas vive con Juana Morales, pero a los seis meses ella lo abandona.

En la Compañía de la Orquesta Típica Mexicana, en 1893 llega a ser el director de la orquesta en una gira por el norte de la República y por el sur de Estados Unidos. En la ciudad de Chicago, Illinois, en Estados Unidos, fue la Exposición Universal Colombina de Chicago, del 1º de mayo al 8 de junio de 1893. La Orquesta Típica Mexicana estuvo actuando en el Teatro Marlowe y en la Nave Central del Edificio de Manufacturas de la Exposición. En este certamen, el director de la orquesta, el ya célebre Juventino Rosas, obtuvo 4 medallas de oro, diplomas honoríficos y el título de Profesor de Composición de Mérito, por sus excelentes actuaciones. Al terminar, Juventino Rosas Cadenas fue invitado por el italiano Pascualino Bianculli, a integrar a su orquesta como director, creándola como Compañía Típica Ítalo-Mexicana, para estar en gira por cinco estados al sur de Estados Unidos y viajar a Cuba.

vicmangarflo 16/07/2019


Unknown ha dicho que…
III

El lunes 15 de enero de 1894, procedente de Tampa Bay, Florida, de Estados Unidos, llega a La Habana, Cuba, la Orquesta Típica Ítalo-Mexicana y su director artístico, Juventino Rosas, en el vapor correo norteamericano “Olivette”. En la isla caribeña, el compositor guanajuatense alcanzó un éxito total, a la corta edad de 26 años, que cumpliría a los pocos días de llegar a la antilla; la compañía cosechó grandes triunfos en los mejores escenarios de la época, en las principales ciudades cubanas: el teatro Payret, el teatro Tacón, el teatro Albisu, el teatro Injoa, el teatro Alhambra, el teatro Esteban, el Liceo Artístico y Literario, el teatro de la Caridad, el teatro Terry, el teatro Brunet y el teatro Principal; en La Habana, Matanzas, Cárdenas, Santa Clara, Cienfuegos, Trinidad, Sancti Spíritus, Manzanillo, Santiago y Guantánamo. En todos los lugares que actuó la orquesta, su director artístico, el ya reconocido compositor del vals “Sobre las olas”, Juventino Rosas, fue el artista más aplaudido por el público que abarrotó los escenarios.

Al llegar al puerto de Surgidero de Batabanó, del municipio de Batabanó de la Provincia de La Habana, por cumplir con la orquesta, el compositor y director mexicano, tenía que irse con ellos en ferrocarril a la capital de Cuba para viajar de allí a Estados Unidos y seguir en Gira por Europa. Pero Juventino Rosas, llegó con una enfermedad de Mielitis Transversa, que tuvo que quedarse el 27 de junio de 1894, en la Quinta de Salud de Nuestra Señora del Rosario, en Surgidero de Batabanó. Murió a las 17:00 horas del día lunes 9 de julio de 1894, quedando su cuerpo en el panteón civil. Una mano anónima, probablemente la de un poeta, colocó en su tumba una lápida con la siguiente inscripción: “Juventino Rosas, violinista mexicano y autor del vals Sobre las olas, falleció en julio de 1894. La tierra cubana sabrá conservar su sueño”.

En 1909, siendo aún presidente de la República, Porfirio Díaz Mori, ante las presiones del periodista mexicano Miguel Necochea que encontró su tumba en Cuba, la prensa y, principalmente, de la Sociedad de Compositores Mexicanos; logran, traer los restos mortales de Juventino Rosas, que llegan al puerto de Veracruz el 16 de julio, siendo recibidos por Miguel Lerdo de Tejada, director de la Comisión de Bellas Artes y por Ernesto Elorduy, de la Sociedad de Compositores Mexicanos, cuyo presidente era Julián Carrillo.

Los restos son expuestos durante dos meses en el Teatro del Conservatorio de la ciudad de México, recibiendo múltiples homenajes y sepultados en el panteón Civil, correspondiendo al poeta Rubén M. Campos dirigir las palabras alusivas, que conformaron una excelente pieza oratoria.

En 1932, el cubano Isidro Albayna Rodríguez, devolvió a México el violín que perteneciera a Juventino Rosas; por lo que, el presidente Abelardo L. Rodríguez, lo condecoró con el Águila Azteca.

Y en 1939, el presidente Lázaro Cárdenas del Río, autorizó que los restos mortales del músico santacrucense, fuesen enterrados en la Rotonda de los Hombres Ilustres del panteón de Dolores, en donde permanecen hasta la fecha, al lado de otros grandes mexicanos.

vicmangarflo 13/07/2019

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