ANECDOTA BEETHOVEN


«Para Elisa»

La famosísima bagatela para piano conocida como «Para Elisa» debe su popular nombre, según parece, a la confusión de algún copista a la hora de transcribir el manuscrito original de la partitura. Debido a la mala legibilidad de la dedicatoria, donde parece estar escrito «Elisa» debe leerse, en realidad, «Teresa». Así, la bagatela debiera ser conocida como «Para Teresa».




La Quinta Sinfonía


Las famosas cuatro primeras notas de la Quinta Sinfonía de Beethoven fueron utilizadas en las transmisiones radiofónicas de la Segunda Guerra Mundial para fortalecer los ánimos, dado que en el código Morse tres puntos y una raya (esto es, tres notas cortas y una larga) equivalen a la «V», es decir, «Victoria».
Al respecto de esas mismas cuatro notas el propio Beethoven tenía su pensamiento particular al considerarlas como «la llamada del destino». Él explicaba que si el destino llamase alguna vez a la puerta, lo haría de esa manera.

SABIAS QUE.
LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827)

Novena sinfonía en re menor, Op. 125, Coral

¿Podría imaginarse una terrible tragedia creativa? Solo basta remontarse al 7 de mayo de 1824, a la ciudad de Viena, noche en la que tuvo lugar el estreno mundial de la Novena sinfonía de Beethoven. El compositor, que contaba entonces con 53 años de edad, dirigió frenético a la orquesta y los coros de una de sus partituras más monumentales.

Al terminar, se quedó totalmente quieto, con la cabeza baja y con algunos de sus cabellos ya con canas sobre la cara. Un violinista de la orquesta (Joseph Michael Böhm) tuvo que acercarse a él y darle palmadas en la espalda para que se diera cuenta que el público reunido gritaba vítores en respuesta al impresionante discurso sonoro de su Novena.

Beethoven no pudo escuchar las ovaciones pues estaba completamente sordo. Y las ironías de la vida son muy francas. Nos preguntamos: ¿cómo es posible que este hombre, sin contar desde hacía varios años con el sentido del oído, haya creado una pieza musical de tal perfección y en la que conjuga, por primera vez en la historia de la música (en una Sinfonía), a la orquesta sinfónica con una parte coral, con absoluta genialidad? Para esta parte coral, la elección del músico fue por la Oda a la alegría de Friedrich Schiller, publicada en 1786, y que Beethoven tuvo la firme convicción de llevar al ámbito sonoro desde 1793.

Pero sus planes se vieron truncados una y otra vez, por razones diversas. Hacia 1812, él concluyó, con pocos meses de diferencia, sus Sinfonías 7 y 8, pero tuvieron que pasar prácticamente doce años para que el genial compositor terminara de concebir aquel célebre y marmóreo monumento sonoro conocido como su Novena sinfonía. Con su magnífico cuarto movimiento coral, y con todos los elementos que contiene la partitura (estrictamente musicales y de tintes más humanísticos, propiciados por el texto de Schiller), Beethoven nos legó una música que en todos los sentidos viene a ser la gran síntesis de su pensamiento, de su intensa lucha revolucionaria, la consecución de todos sus ideales que desafortunadamente ya no podía escuchar con sus propios oídos, pero que seguramente vibraban en todo su ser con fenomenal intensidad.

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