El origen del significado del N0. 41




La Hoja Suelta, así como otros periódicos de la época editados por Antonio Vanegas Arroyo e ilustrados por José Guadalupe Posada, eran medios informativos concebidos para el consumo popular en el que se narraban de manera sensacionalista los sucesos más sonados del momento.

LA ESCENA DE LA FIESTA Y LA REDADA Los gendarmes y "agentes de la secreta", macanas y pistolas en mano, merodean sigilosos en el exterior de una elegante casa del centro de la ciudad.

En el interior, Ignacio de la Torre, maquillado y vestido de odalisca,
se divierte con los invitados comiendo uvas de un racimo, de las que da una en la boca a otro joven, para después mostrar con coquetería, dando una vuelta sobre sí mismo, su vestido a los asistentes a la fiesta: jóvenes vestidos de frac y jóvenes disfrazados de geishas, hadas, princesas... que bailan y se abrazan alegres.

En el momento en que está a punto de iniciarse una riña entre Nacho y un joven vestido de gitana (el primero da una bofetada al segundo, después de una breve discusión), irrumpe en el salón un joven vestido de hada gritando
:
"¡La policía muchachos!
¡La policía!"
Los
gendarmes y agentes entran en la casa y, ante el desconcierto de los festejantes, los arrestan a punta de empujones y jaloneos, tirándoles gorros y pelucas que revelan sus cabellos cortos y sus facciones masculinas.

Nacho logra esconderse en la biblioteca de la casa, p
ero su risa nerviosa y borracha lo delatan; es descubierto detrás de las cortinas y conducido entre empellones sin dejar de reír, divertido y nervioso a la vez.

En la siguiente escena Porfirio Díaz es informado por Manuel Romero Rubio del incidente y le pide a éste manejar el asunto con "discreción" para evitar que la prensa se entere. Romero Rubio explica que son cuarenta y dos detenidos, y le extiende a Díaz una lista con "nombres importantes, la mayoría conocidos", incluyendo a Nacho. Díaz observa la lista y tacha un renglón diciendo: Amada Díaz

"Son cuarenta y uno."
"Cuarenta y dos, Señor."
"Cuarenta y uno, don Manuel."
"Comprendo. Cuarenta y uno."

"Haga hasta lo imposible por evitar el escándalo.
Hable con las familias y, a los que pueda, déjelos salir discretamente."


En una escena posterior, en su despacho Díaz ­ exaltado, indignado y asqueado ­ reprende fuertemente a Nacho por lo ocurrido y decide hacer como que ignora sus "porquerías" y "anormalidad" con el único propósito de salvar patriarcalmente el honor familiar y presidencial:

"No lo entiendo. ¡Y no trates de explicármelo porque esas porquerías jamás las podré entender!, ¡ni quiero! Hay cosas que no, ¡nomás no!...¿Amada lo sabe?"

"No hemos hablado de ello." "Ni lo hagan." "Pero, lo sabrá, lo escucha." "¡Baja la voz!" "Lo escuchará en algún sitio. Es un chisme nacional." "Pues que se quede en eso, en un chisme... ¡Es que no, es que no me cabe en la cabeza!" "Fue una tontería mi general. Una fiesta de disfraces que se malin
terpretó."

"Mira Nacho, no me tomes por un imbécil, ¡punta de maricas! ¡Y no te hagas el ofendido tampoco! No te he salvado del escándalo ni de los líos con la ley porque te considere un hombre digno, ya ni siquiera un h
ombre, sino porque la familia del Presidente de la República, ¡mi familia!, debe ser intachable, ¡in-ta-cha-ble! ¡¿Lo oyes?!" "Si...si hay algo que yo pueda hacer..." "Sí, cerrar la boca, no comentarlo con nadie, y menos con Amada. Y aparentar que eres un hombre normal, honorable. Porque, oye muy bien Nacho, otro escandalito de estos y te juro que no te va a quedar vida suficiente para arrepentirte."

Señor... yo le doy mi palabra..."

"¡¿De qué me sirve a mí la palabra de un mamarracho?!
¡No quiero tu palabra, no la necesito!
Porque estoy seguro de que has entendido lo que te
estás jugando... Y no te me vas a esconder. Actúas como si nada hubiera pasado. Incluso con la familia...
Y esta conversación, nunca la tuvimos. ¡Entendiste!... Nuestra relación continuará igual, ¿¡entendiste!? Buenas noches."
"Buenas... noches... General."


En su ensayo titulado "Los cuarenta y uno", Carlos Bonfil aborda el suceso y describe cómo: "A lo largo de las décadas siguientes, el mito se afianza y en la representación satírica de los homosexuales se incluyen amalgamas nuevas."
CASA DE IGNACIO DE LA TORRE EN REFORMA

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