Hermosillo, Una Historia Digna de Contarse.





HERMOSILLO
¡Mirar hacia el pasado, no es querer vivir en él! Es no olvidar nuestras raíces para no perder identidad!

Alberto Pérez Nájera, autor de “Una Historia Digna de Contarse. Hermosillo de mis Recuerdos”, nos hace sentir ese pasado que nos grita y nos busca, al mirar desde el milenario Cerro de la Campana el pueblo de ayer, cuando el Río Sonora fue detonante para que los hombres de ambiciones largas, decidieran fincar sus vidas en estas tierras fértiles y darle a la gente de los Pueblos Originarios otro destino muy diferente al que ellos, quizás, tenían en mente.

Años de historia se van entrelazando en cada línea, en cada una de las fotografías antiguas, cuando el andar por polvorientas calles -luego empedradas- de un diario acontecer y donde hermosos caballos a galope y trote fino trasladaban a sus habitantes de un lugar a otro, en la pequeña Villa del Pitic, y con el aroma de las aguas del río y de los incipientes azahares de los naranjos traídos desde la bella y vieja Europa; para después escuchar el pujar del caballo de hierro con su penacho de humo, y arribar con el tiempo el ruido de autos transitando las calles del viejo Hermosillo, como preludio del esplendor de la ciudad.

“...Hermosillo de mis recuerdos” es una oportunidad para las nuevas generaciones, de inmiscuirse en la vida de aquellos que vistieron a la usanza del viejo continente, pero también a quienes se admiraron de la grandeza y riqueza de estas tierras y -claro- a los que unieron sus cuerpos a mujeres de belleza indómita así como a hombres de temple y piel de color de la tierra, para que naciera la nueva raza y con ello un estilo de vida nuevo.

Son más de 300 años de andar por Hermosillo, de caminar sus calles empedradas -hoy con pavimento-, de asombrarnos con el esplendor de la infraestructura que se va logrando conforme avanzan los años y crece su población. Pérez Nájera a través de una Caminata de “Catedral hasta el viejo Barrio del Parían” -esto de acuerdo a la crónica de su abuelo Ángel Nájera Elías- nos hace sentir y ver cómo y quién vivía en las pequeñas calles, pero en grandes residencias del entonces viejo Hermosillo. La caminata nos lleva de la mano de plaza en plaza, de iglesia en iglesia y de personaje en personaje. 

“Una Historia Digna de Contarse, Hermosillo de mis Recuerdos” es una compilación y exhaustiva investigación -sin ser historiador dice el autor- del tiempo cuando toman la Aldea del Pitiquín de Pimas de Cocomacaques, y se le bautiza: La Santísima Trinidad del Pitic, luego Santísima Virgen de Guadalupe y Presidio de San Pedro de la Conquista del Pitic; después Real Presidio del Pitic y al final fue Villa del Pitic, para llegar hoy a Hermosillo, una ciudad dinámica, moderna y amigable.

Carlos M. Valenzuela Quintanar, cronista e historiador.

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