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Mostrando entradas de junio 11, 2013

Carta de Napoleón a Josefina

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No le amo, en absoluto; por el contrario, le detesto, usted es una sin importancia, desgarbada, tonta Cenicienta. Usted nunca me escribe; usted no ama a su propio marido; usted sabe qué placeres sus las letras le dan, pero ¡aún así usted no le ha escrito seis líneas, informales, a las corridas! ¿Qué usted hace todo el dia, señora? ¿Cuál es el asunto tan importante que no le deja tiempo para escribir a su amante devoto? ¿Qué afecto sofoca y pone a un lado el amor, el amor tierno y constante amor que usted le prometió? ¿De qué clase maravillosa puede ser, que nuevo amante reina sobre sus días, y evita darle cualquier atención a su marido? ¡Josephine, tenga cuidado! Una placentera noche, las puertas se abrirán de par en par y allí estaré. De hecho, estoy muy preocupado, mi amor, por no recibir ninguna noticia de usted; escríbame rápidamente sus páginas, paginas llenas de cosas agradables que llenarán mi corazón de las sensaciones más placenteras. Espero dentro de poco tiempo est

EL CLAVEL, UNA BELLA HISTORIA QUE CONTAR

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El clavel El Rey que regaló el primero que se conoció en España El rey Carlos I de España —quien era también Carlos V de Alemania— amó apasionadamente a su esposa, Isabel de Portugal, con quien estuvo casado 13 años, aunque en un principio fue una unión por conveniencia. Desde que se conocieron —¡solo dos horas antes de contraer matrimonio en el Alcázar de Sevilla!— Carlos V vivió dedicado a ella, a quien no dejaba sola ni un minuto. Y fue en el palacio de La Alhambra donde le entregó el primer clavel que se conoció en España, pues era una flor del Oriente, desconocida hasta entonces en Europa. A Isabel le gustó tanto, que para hacerla feliz, el Rey ordenó plantar miles de claveles en La Alhambra. Después, el clavel se puso de moda en España. Desde entonces ha inspirado a poetas y compositores. Isabel —madre del rey Felipe II— murió a los 36 años, en 1539, en el parto de su quinto hijo. Fuente: Vanidades Mari-Claudia Jiménez

POR QUE SE DICE MORIR DE AMOR

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MORIR DE AMOR Se habla corrientemente de las agonías del amor, y el tema inspira óperas, best-sellers, tangos, boleros y culebrones. La idea de que el sentimiento amoroso está fatalmente asociado con el final de la existencia nos viene desde muy atrás como lo prueban las lenguas más antiguas. Del indoeuropeo (lengua madre del sánscrito, el griego y el latín) heredamos la raíz wen- que significa desear intensamente, querer, amar. De allí viene Venus, nombre de la diosa del amor, de donde salió venéreo, que antes se refería al amor físico y hoy sólo se aplica a ciertas enfermedades sexuales. Y también venerado, persona idolatrada. Pero los filtros de amor y los sufrimientos atroces propios de un amor no correspondido hicieron que de la misma raíz wen- derivase además una palabra terrible, veneno. Así surgió la alianza entre las palpitaciones del corazón y su  interrupción definitiva. Amar y morir quedaron unidos, sobre todo entre los románticos y los adolescentes, tan amigos ambos