Por qué los vegetarianos son más inteligentes que los carnívoros

Recientemente mencioné en este mismo blog a Satoshi Kanazawa, autor del blog El Fundamentalista Científico. En aquella ocasión, Kanazawa aventuraba una provocativa hipótesis: los noctámbulos son más inteligentes que los madrugadores, debido a que aquéllos están más lejos de nuestro pasado en la sabana y, por tanto, más evolucionados, ergo más inteligentes.

La última entrada de su blog es todavía más provocativa: los vegetarianos son más inteligentes que los que incluyen carne en su dieta y no es porque las espinacas sean mejores para la materia gris que las albóndigas, sino porque prescindir de la carne encaja con lo que el psicólogo evolutivo denomina la Hipótesis o el Principio de la Sabana: “al cerebro humano le cuesta bregar con situaciones que no existían en su entorno ancestral”, de modo que “los individuos más inteligentes serán más capaces de comprender y afrontar las novedades evolutivas que los individuos menos inteligentes”.

En el caso del consumo de carne, Kanazawa reconoce que ser omnívoro es una ventaja evolutiva, en tanto en un entorno de escasez sólo aquellos ejemplares que fueran capaces de comer de todo (como humanos, cerdos y ratas) hubieran sobrevivido y, por tanto, sido capaces de transmitir sus genes. Sucede que, “el vegetarianismo es un valor evolucionario novedoso, así como un lujo en un entorno de abundancia”, de forma que “la Hipótesis predice que los individuos más inteligentes son más proclives a volverse vegetarianos que los menos inteligentes”. Y los datos que maneja el autor confirman la hipótesis; al igual que sucedía con los noctámbulos, cuanto menos tenga que ver un hábito con el de nuestros ancestros (inocuo, se entiende) más probable es que lo adopten personas más inteligentes.

Del mismo modo, y dado que los hombres se han ocupado tradicionalmente de la caza de animales, el vegetarianismo debe ser para ellos una novedad evolutiva más grande aún que para las mujeres, más pendientes del cuidado de la prole. Los datos así lo confirman: el 3,33% de las mujeres se declaran vegetarianas, frente a sólo el 2,07% de los hombres.

El método de Kanazawa es deductivo, de modo que utiliza los datos disponibles para refutar sus hipótesis previas. En el caso que nos ocupa aquellos que se declaran vegetarianos (apenas un 2,5% de las personas) a la edad de 42 años registran, de media, diez puntos más de inteligencia que los omnívoros. Los datos están tomados de sendas encuestas que analizan distintos estilos de vida en Estados Unidos y Reino Unido.

Cuestión aparte es que no comer otros animales sea más moral que hacerlo, pero eso es otro cantar. Por cierto, no soy vegetariano, por si alguien piensa que hago proselitismo de determinado modo de vida.

Montaje realizado a partir de cartel de Veganactivist.

Fuente: www.cookingideas.es

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